Usualmente, estos gigantes de la tecnología son primera plana mundial por sus nuevos lanzamientos, por su innovación tecnológica, por sus miles de empleados, compras o fusiones, pero también por otras noticias que suelen pasar por alto de los principales conglomerados de medios internacionales. Detrás de toda gran industria, hay quienes constituyen la mano de obra básica. De ahí viene la denuncia
Se trata de familias congoleñas que le iniciaron una causa a Apple, Google, Dell, Microsoft y Tesla bajo la acusación de ser “cómplices en la muerte o en la mutilación de niños obligados a trabajar en condiciones peligrosas en las minas de cobalto, usado en sus cadenas de producción para las baterías que alimentan los smartphones, laptops y autos eléctricos”, según detalla ANSA.
Fuentes locales indicaron que es la primera vez que las grandes compañías de tecnología se encuentran ante una acción legal de este tipo en el Congo, país devastado por la pobreza y la miseria. La causa fue presentada en Washington por la ONG local International Rights Advocates, en representación de 14 padres y niños de la República Democrática del Congo.
En el mundo, grandes corporaciones transnacionales tienen su mano de obra radicada en países asiáticos. En naciones empobrecidas y sumidas en la misera, inmensas compañías levantan sus fábricas donde producen los productos que luego se venden en el resto de los continentes. Lo hacen a fuerza de mano de obra barata, de bajo costo y bajo condiciones infrahumanas.
Pese a ello y las reiteradas denuncias que se hicieron contra estas compañías y otras como Nike y Adidas, entre tantas otras. Por ejemplo, el calzado deportivo de baloncesto Air Jordan, de la marca de la pipa, se vendía en su momento en Estados Unidos por 125 dólares el par pero era fabricado en Indonesia por niños de 11 años que cobraban 14 centavos la hora de trabajo, según la Fundación Made in Usa. Según Joel Joseph, presidente de Made in Usa, “la suma anual de los salarios de las seis fábricas que Nike tiene en Indonesia en inferior a los 20 millones de dólares que paga a Michael Jordan por utilizar su nombre para el calzado y otras promociones publicitarias”.
Nike desmiente estos datos y asegura que dispone de inspectores en 25 países para vigilar las normas sobre el salario mínimo y el trabajo infantil.